Bara Brith, pan moteado de Gales.

Hoy es Viernes de Dolores. Oficialmente empieza la Semana Santa y las vacaciones para muchos (en mi caso, «vacaciones»; vivo pegada a mi portátil mientras esté liada con mi Proyecto Fin de Carrera).  Mi objetivo culinario para estos días es documentarme y encontrar información fiable para hacer una nueva entrada de investigación. Mientras tanto, os dejo con ésta receta libre de grasa y de culpa para que la disfrutéis durante las vacaciones.

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Bueno, lo primero que tengo que decir sobre el Bara Brith antes de que algún galés lea el título del post y se me eche encima, es que la receta arrastra un laaaargo (y parece que irreconciliable) debate sobre si es un pan o un bizcocho, más o menos como aquí lo de ser madridista o culé. Yo no me mojo y del pan me quedo con el nombre y del bizcocho me quedo con que es dulce.

Para no cambiar la línea de recetas prestadas que traigo últimamente, hoy repito con el blog de Biscayenne, pero prometo hacer pronto alguna investigación, que ya toca ¿no? Si pincháis en el enlace directo a la receta (aquí) y os fijáis en las fotos, comprobaréis la infalibilidad (no, no es una palabra inventada aunque lo parezca, lo he mirado en el diccionario) de la receta: ¡me ha quedado igualito!

Respecto a las fotos, no he podido poner ninguna del corte porque el bizcocho, digo… el pan, digo… del bizcocho… bueno, que no era para gastarlo en casa. Esta receta la preparé especialmente para mi tía M.J. y a ella le dedico este post. Está guardando reposo después de una fractura en el pie un poco fea y como no pude ir a verla le mandé mis mejores deseos con este dulce. Al no poder moverse mucho, no me parecía apropiado mandarle un producto cargado de aceite o mantequilla, así que la ausencia de cualquier tipo de grasa entre sus ingredientes fue lo que me hizo decantarme por esta receta y no otra; además, tenía tan buena pinta sólo leyendo los ingredientes que tenía que probarla.

Permitidme ahora que os hable un poco de su historia, que para copiar la receta o ver las fotos ya tenemos a Google:

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En galés, Bara Brith significa literalmente pan moteado, y el origen se remonta a los tiempos de la abuela de Maricastaña (¡por lo menos!) porque si ya por el 1865 cuando los galeses emigraron a Argentina llevaron consigo la receta y la popularizaron allí como torta negra, debía de venir de bastante antes el prepararla en su tierra. Una de estas recetas que parece que han existido desde siempre, de las que te enseñan las abuelas y en las que cada casa tiene su propia versión insuperable e indiscutible.

Según he leído, el Bara Brith surgió como una manera de aprovechar en el horno del pueblo los restos de masa de las hornadas de la semana: los juntaban todos, echaban un poco de azúcar y fruta seca remojada en té para darle un poco más de gracia. También aprovechaban el calor residual de los hornos, una vez que se habían apagado, ya que este pan-bizcocho no se cocina a plena potencia sino a temperatura un poco más baja. Como veis es una receta de reciclaje 100% pero que arraigó tanto que ahora se prepara expresamente.

INGREDIENTES

  • 200 gr harina normal
  • 200 gr harina integral
  • 100 gr azúcar moreno
  • 1 cucharadita de especias molidas: canela, jengibre, nuez moscada y clavo.
  • 1 pizca de sal
  • 10 gr de levadura en polvo tipo Royal
  • 1 huevo
  • 2 cucharadas colmadas de mermelada de naranja, de albaricoque… yo usé de naranja (y además, casera)
  • 400 ml de te fuerte, hecho con dos o tres bolsitas, según os guste de fuerte y lo grandes que sean las bolsitas.
  • 400 gr de fruta seca y/o escarchada (yo usé pasas, ciruelas pasas, orejones y arándanos. Puse unos 320 gr y me pareció que ya llevaba bastante.)

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PREPARACIÓN

Consideraciones sobre la receta:

Tradicionalmente se usa té negro, pero cada uno es libre de hacerlo con el que más le guste. Eso sí, ojo con las especias porque igual no combinan bien con el que hayais escogido. Queda a vuestro criterio el reducirlas o no ponerle para que se note más el sabor del té. Una vez que tengamos lista la infusión (si el té era a granel hay que colarla) echamos dentro toda la fruta y lo dejamos hidratando. Yo lo tuve 8 horas y la fruta se «bebió» casi todo el té, así que si vais justitos de tiempo y no está las 8 horas… oye, tampoco pasa nada. La cuestión es que la fruta macere y suelte esencia y sabor en el té, ya veréis cómo va espesando el líquido y desprendiendo aroma.

En cuanto a la fruta, podéis usar la que haya más a mano: fruta escarchada de la que se usa para el plumcake o el roscón de reyes, cualquier fruta seca o deshidratada que os guste o como si solamente son pasas. Y de cantidad, yo creo que cuando llegas a los 300 gr, ya va bien servido, si quieres llegar a los 400, adelante, pero sino, sin problema.

Con las cantidades de té (3 cucharaditas) y de especias (1 cucharadita completa juntándolas todas) que utilicé, el pan queda con un sabor intenso. Si preferís los postres más suaves probad con dos cucharaditas o dos bolsitas de té para hacer la infusión y la cucharadita de especias que sea un poco escasa, o eliminad el clavo de la mezcla, que tiene un sabor potente.

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  1. Cuando las frutas estén bien hidratadas, nos ayudamos de un colador para separarlas del té que haya podido quedar y escurrirlas un poco. A mí me resultó un pelín complicado sacarles algo, ya os he dicho antes que se habían «bebido» prácticamente todo el líquido y el que dejaron lo habían espesado bastante.
  2. En un cuenco ponemos juntos todos los ingredientes secos (las dos harinas, el azúcar moreno, la levadura, la sal y las especias molidas) y los mezclamos. En otro cuenco batimos los huevos y les agregamos todos los ingredientes húmedos (el té que hayamos sacado y la mermelada)
  3. Vertemos los ingredientes húmedos sobre los secos y con una espátula de madera vamos mezclándolos. Al haber poco líquido frente a tanto seco puede que os cueste un poco. Si veis que está muy seco, agregad un chorrito de leche (o dos, en mi caso) hasta que toda la mezcla quede uniforme. Eso sí, es una masa densa, recordad que va tirando al pan más que al bizcocho.
  4. Añadimos las frutas y las repartimos uniformemente por la masa.
  5. Vertemos la masa en el o los moldes que vayamos a utilizar, previamente engrasados. Para la cobertura hice dos pruebas, el pequeñito está pintado con miel y para el grande humedecí tres o cuatro cucharadas de azúcar blanca con unas gotitas de agua y lo desmigué por encima.
  6. Horneamos a 180ºC durante una hora aproximadamente. Cuando hayan pasado entre 30 y 45 minutos, dependiendo del horno, comprobad que no se esté tostando demasiado por arriba. Si así fuera, un poco de papel albal por encima nos soluciona la papeleta.

Para comprobar que esté hecho podemos pincharlo con una brocheta, cuchillo o cualquier elemento alargado para no quemarnos. Debe salir limpio pero no seco del todo (sino, el bizcocho-pan nos va a quedar como una zapatilla).

Ni que decir tiene que de las dos pruebas de cobertura la de azúcar queda mil veces mejor.

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Mis fuentes sobre la historia del Bara Brith son el propio post de Biscayenne, que ya os lo he enlazado arriba, y otro artículo que ella misma proporciona (aviso que está en inglés, podéis leerlo aquí). De verdad que he buscado por la red pero tampoco he encontrado mucho más, o diferente, de lo que he contado más arriba.

Premio Best Blog

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Una vez más me toca darle las gracias a Mer de Monstruos en la Cocina por este premio que me ha cogido completamente por sorpresa. Si con el premio Liebster Blog ya me daba por contentísima, al poco tiempo me llega éste, ¡así da gusto!

La verdad es que es una inyección e ánimo que a los principiantes nos viene muy bien. Ésto va en la misma línea que el premio anterior, solo que a mayor escala. Se otorga a 20 blogs cada vez con la condición de que tengan menos de 200 seguidores, para colaborar en su difusión.

Ahora se me presenta un problema… ¿De dónde me saco yo 20 blogs con menos de 200 seguidores? yo sigo muy poquitos blogs y la mayoría son de los que se consideran famosillos asique… pondré los que se me ocurran y con el tiempo igual voy rellenando las vacantes.

  1. Ninephotowalk
  2. ElenArquitecta
  3. Recetas japonesas en la Cocina de Tomoko
  4. Dollyandoatmeal
  5. A vueltas con el tupper
  6. Raquel hazme un pastel

Galletas craqueladas

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Para empezar la entrada de hoy, voy a tomar prestadas las palabras de mi hermano tras probar la receta que os traigo: «Miri, las galletas de chocolate… acaban de marcar un antes y un después.»

Sí. Es así de sencillo. Recomiendo encarecidamente que sigáis leyendo porque estas galletas son absoluta, sencillamente y sin posibilidad de discusión, deliciosas. Las he hecho ya dos veces y sigo intentando comprender cómo unos ingredientes tan normalitos y sin misterio alguno pueden dar un resultado tan maravilloso. No, no estoy exagerando, probad la receta y luego hablamos.

Y esta receta… ¿de dónde sale? La verdad es que la he visto en bastantes sitios y con distintos nombres, todas preciosas con ese craquelado inconfundible y estiloso, pero en este caso la he tomado prestada de Comido por servido: sus galletas blanco y negro (enlace directo a la receta aquí). Para darle un puntito personal a la entrada he abreviado el nombre. Otra cosa no podía hacer pues, salieron tan ricas la primera vez que las probé ¡qué no pienso cambiar ni un gramo de los ingredientes!

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INGREDIENTES

  • 250 gr chocolate negro (yo use de repostería 56%)
  • 200 gr harina
  • 100 gr azúcar
  • 2 huevos
  • 55 gr mantequilla (en mi caso, margarina)
  • 1/2 cucharadita de levadura en polvo (tipo Royal)
  • 1/4 cucharadita de sal
  • azúcar glas para rebozar

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PREPARACIÓN

Cosas que hay que tener en cuenta para un resultado perfecto:

  • Tanto la margarina (o mantequilla, según lo que prefiráis usar) como los huevos deben estar a temperatura ambiente. En esta ocasión sí es importante porque el chocolate fundido es muy delicado para la temperatura. Si la margarina está fría cuando se lo echemos, el chocolate empieza a solidificar de nuevo y nos pueden salir grumos en lugar de la textura de crema que vamos buscando
  • Para fundir el chocolate hay dos opciones, hacerlo al baño maría o en el microondas. Yo uso la segunda opción por comodidad pero ¡MUCHO CUIDADO para que no se nos queme! El micro a potencia media y de 30 en 30 segundos como mucho, removiendo cada vez para que el chocolate no vaya a hervir, que se churrusca con mucha facilidad.
  • Respetad el tiempo de enfriado, sino ¡se os quedará la mitad de la masa pegada en las manos!

Vale, voy a confesar, sí que  he hecho un cambio en la receta. En la original lleva un poco de azúcar vainillado y yo no se la he puesto. Es que yo no suelo usar ese tipo de azúcar, además, pienso que con tanto chocolate no se le iba a notar esa chispa de vainilla. Pero igual me equivoco y me estoy perdiendo un toque celestial. Lo dejo a vuestra sabia decisión.

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  1. Fundimos el chocolate teniendo en cuenta lo comentado previamente.
  2. Inmediatamente añadimos la mantequilla y removemos a conciencia con una cuchara para que se combinen ambos ingredientes y tengamos una crema uniforme y suave, pero con cuerpo.
  3. En otro cuenco batimos los huevos con el azúcar para que espumen y aumenten de volumen.
  4. Volcamos la mezcla de chocolate y margarina sobre los huevos batidos y mezclamos.
  5. Agregamos la harina con la sal y la levadura, tamizándola (si no tenéis tamiz, como yo, un colador grande da el pego perfectamente) y volvemos a mezclar.
  6. Ahora llevamos la masa al frigorífico y la dejamos reposar alrededor de una hora.
  7. Cuando haya pasado el tiempo encendemos el horno a 180ºC (calor arriba y abajo) y con ayuda de una cuchara tomamos porciones de masa y le damos forma de bolita con las manos, aproximadamente del tamaño de una nuez. Las rebozamos en azúcar glas y las aplastamos ligeramente con los dedos.
  8. Disponemos las galletas sobre papel de horno. Pueden estar juntitas porque no crecen demasiado en el horno, pero tampoco las pongáis tocándose entre sí. Horneamos entre 10 y 12 minutos.

Al salir del horno están un poco blanditas, no mucho, pero se endurecen al enfriar, así que paciencia. En cuanto puedan manejarse las pasamos a una rejilla para que terminen de enfriar y estarán listas.

El resultado de todo esto es una galleta de sabor intenso, con una finísima capa exterior endurecida y un interior tierno, no del estilo de un bizcocho, y que se deshace en la boca como un bombón.

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Carrot Cake Cookies o Galletas de Zanahoria

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Seguimos con las galletas.

Seguimos con las recetas fáciles, fáciles y deliciosas.

Y seguimos con las recetas prestadas: esta vez repetimos de El Rincón de Bea (enlace directo a la receta aquí) y seguro que habrá más porque ya os dije (en la entrada del Banana Loaf) que lo que ella publica merece la pena. He probado varias recetas suyas (ésta entre ellas, obviamente) y ninguna me ha fallado.

La primera vez que me animé a hacer esta receta fue porque tenía un par de zanahorias abandonadas en el fondo del cajón de las verduras. Sí, cuando tengo alguna verdura o fruta un poco pasada pienso en reconvertirlas en galletas y/o bizcochos. ¿Macedonia? ¿Crema de verduras?… ¿Qué es eso? Pues fue una suerte que me animara con estas galletas porque han sido todo un descubrimiento. Después de muchas otras recetas me seguían diciendo en casa: «aquellas galletas de zanahoria… esas hace mucho que no las preparas.»

Pues aquí están de vuelta. Un bocado jugoso, sabroso y con ingredientes que casi seguro que tenéis a mano.

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La receta la he puesto prácticamente tal cual la tiene Bea en su blog, pero os quiero hacer algunas aclaraciones:

  • Ya sabéis que cuando pone mantequilla yo uso margarina.
  • El huevo mejor que sea de tamaño XL ya que es el único para todos los ingredientes, si es L tampoco pasa nada.
  • La esencia de vainilla es opcional, yo no tenía y no le puse, salen deliciosas igualmente.
  • Con los gramos de zanahoria no os calentéis mucho la cabeza: en la receta original son 90 gr, con las dos zanahorias de la foto me salieron 120 gr, otra vez que las hice fueron 100 gr… salen ricas igual. Rallad las dos zanahorias que tengáis a mano y listo.

INGREDIENTES

  1. 125 gr mantequilla
  2. 120 gr azúcar moreno
  3. 1 huevo grande
  4. 200 gr harina
  5. 1 cucharadita de canela
  6. 1/2 cucharadita de bicarbonato
  7. 1/2 cucharadita de sal
  8. 1/2 cucharadita esencia de vainilla
  9. 120 gr zanahoria rallada (2 zanahorias)
  10. 100 gr pasas
  11. 50 gr nueces troceadas

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PREPARACIÓN

Recordad, el huevo y la margarina a ser posible que estén a temperatura ambiente para que al añadir el huevo no se nos corte la margarina.

La única parte que podría resultar laboriosa de esta receta es rallar las zanahorias que, si están un poco pasadas y empezando a ponerse blandas… puede hacerse un poco pesado. Lo sé, he pasado por eso.

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  1. Pesamos y medimos todos los ingredientes, asegurándonos de que no nos falte ninguno importante. Una vez hecho esto encendemos el horno con calor arriba y abajo a 175ºC para que se vaya calentado.
  2. En un cuenco grande batimos la margarina con el azúcar moreno.
  3. Añadimos el huevo y mezclamos hasta que esté bien integrado.
  4. Sobre la mezcla anterior tamizamos la harina con el bicarbonato, la sal y la canela. Mezclamos bien con cuidado de que no nos queden grumos.
  5. Añadimos la zanahoria rallada y la integramos en la masa.
  6. Agregamos las pasas y las nueces troceadas y nos aseguramos de que estén repartidas uniformemente.
  7. Con la ayuda de dos cucharas soperas colocamos montoncitos de masa sobre el papel de horno (puesto en la bandeja del horno), cuidando de dejar cierta separación entre ellos porque ya veis en las fotos que crecen.
  8. Horneamos cada bandeja entre 12 y 14 minutos.

Al sacarlas del horno debemos dejar reposar las galletas en la bandeja varios minutos antes de pasarlas a una rejilla para que terminen de enfriarse. Esto es porque son unas galletas MUY tiernas y blanditas, recién sacadas del horno más todavía, pero incluso frías son muy delicadas y hay que manipularlas con mucho cuidado para que no se nos rompan. Es decir, que al comerlas nos parecerá que le estamos dando un bocado a una nube esponjosa con sabor a carrot cake.

Espero que las probéis… ¡y que las disfrutéis mucho!

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