Cacao en polvo vs. chocolate fundido

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Hace ya más de un mes que arrancó el blog… ¡y todavía no había una receta con el chocolate como protagonista! Tenía que poner remedio a eso y ¿qué mejor manera que con una nueva investigación? Las preguntas a las que voy a intentar dar respuesta son del tipo:

  • ¿Cómo afecta a la masa usar un tipo de chocolate u otro?
  • ¿El sabor y la textura son muy diferentes?
  • ¿Cuánto de uno equivale a cuánto del otro?
  • ¿Cuál de los dos es mejor?

En mis búsquedas por la red, he visto muchas recetas con chocolate, en unas fundiendo de la tableta y en otras con cacao en polvo. Muchas veces me he preguntado por qué se usaría uno u otro y si serían intercambiables en el caso de no tener el que me pidiese la receta, así que podéis imaginar que tenía muchas ganas de hacer una entrada como la que os traigo hoy.

Como lo que vamos a comparar son los dos tipos de chocolate, la receta del bizcocho es la misma, el bizcocho de yogur de toda la vida:

BIZCOCHO DE YOGUR DE CHOCOLATE

  • 1 yogur natural (el vasito es la medida)
  • 3 huevos
  • 2 medidas de azúcar
  • 3 medidas de harina
  • 1 sobre de levadura
  • 3/4 medida de aceite de girasol
  • chocolate

Sobre el chocolate es lo que hay que hacer aclaraciones: Mi premisa ha sido que ambos bizcochos tuvieran la misma cantidad de cacao, lo que implica distintas cantidades de cada uno de los agentes chocolateadores que, para mayor exactitud de la comparación, son de una misma marca y además de una marca de calidad (si hacemos las cosas vamos a hacerlas bien ¿no?). Como iba diciendo, en el caso del bizcocho con el chocolate de tableta (en adelante B. Tableta para más comodidad) he utilizado 100 gr de chocolate. Al ser una tableta del 52% la relación con el cacao en polvo ha sido muy sencilla, el otro bizcocho (en adelante B. Polvo) lleva 52 gr de cacao puro en polvo.

Y ahora vamos con lo interesante: ¿Cómo afecta a la masa cada uno?

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En un primer momento pensé que el B. Tableta resultaría más denso que el B. Polvo, tal vez porque el chocolate fundido se ve más denso que un montoncito de cacao en polvo, pero nada más lejos de la realidad. Se aprecia perfectamente que la masa del B. Tableta es mucho más fluida que la del B. Polvo y si lo pensamos un momento, es perfectamente lógico:

El chocolate fundido aporta a la masa no sólo un porcentaje de cacao sino también otros productos como manteca de cacao, algo de leche y azúcar. Mientras que en el otro caso el cacao es  puro, no hay ningún otro componente, pero además por el hecho de ser en polvo, al incorporarlo a la masa se hidrata y le «roba» humedad a la misma, por eso el resultado es más denso.

Otra diferencia es, evidentemente, la intensidad del color. Aunque curiosamente en «crudo» es justo al revés…

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Durante el proceso de horneado también hay diferencias, pero éstas se derivan de la densidad de la masa: El B. Tableta sube más rápidamente y es más sensible a los cambios de temperatura si abrimos el horno para ver cómo va. También pasa que si el horno calienta más por detrás que por delante (como en el de mi casa) sube más por un lado que por otro y a media cocción es conveniente girarlo 180º.

El B. Polvo sube más despacito y más uniformemente. Como su color es más oscuro hay que vigilarlo también no sea que se nos vaya a tostar por el lado que caliente más el horno. Para evitarlo, lo mismo, girarlo 180º a media cocción.

Y llegamos a lo más importante: El sabor y la textura.

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Aquí encontramos las grandes diferencias. Empecemos con la textura:

Al preparar la masa del B. Polvo y ver lo densa que quedaba pensé: «¡Madre mía, ésto va a quedar más como un brownie que como un bizcocho de chocolate!». Estaba un poco preocupada, pero sin motivo en realidad, el resultado es (sólo) ligeramente menos esponjoso que el B. Tableta. Resulta un poco más firme al corte y en frío es cuando más se aprecia la diferencia de consistencia, pero ni se acerca a ser un bizcocho denso y/o pesado. En el caso del B. Tableta es tan esponjoso y ligero como cualquier bizcocho de yogur pero con extra delicioso: el chocolate fundido le aporta una cremosidad sorprendente (y aquí entra en juego la calidad de la marca Valor, se nota, os lo digo yo) es muy suave en la boca y parece que cada bocado se deshace.

Y ahora el sabor:

Entra en juego el nivel de pasión por el chocolate de cada uno. En mi caso, como es muy alta, en este apartado me inclino por el B. Polvo: tiene un sabor más profundo, curiosamente más parecido a comer una onza de chocolate puro de una tableta que el propio B. Tableta, cuyo sabor resulta más suave, más cercano a un bizcocho con un toque chocolateado, más dulce.

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¿Cuál de los dos es mejor?

Sinceramente, no soy capaz de decidirme, y eso dice mucho en favor de ambos bizcochos. Os lo prometo, cada vez que iba a por un poco cogía un trocito de cada. Cuando probaba el B. Tableta pensaba «éste, éste es el bueno, es tan cremoso y tiene ese toque tan suave de chocolate…» pero luego mordía el B. Polvo y pensaba «no, no, no, éste es mejor, el sabor es mucho más marcado y está mucho más bueno» y entonces volvía al B. Tableta para asegurarme y pensaba otra vez «nooo… ¡éste está más rico!» y así todo el rato de uno a otro de uno a otro hasta que se me terminaban y seguía sin decidirme. A un par de miembros de la familia les ha pasado igual, pero los que sin han sido capaces de elegir se han decantado por el B. Polvo.

Y ya os dejo con el dilema… ¿vosotros cuál preferís? ;)

Bizcocho de miel

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¡Feliz día de Reyes a todos!  ¿Se han portado bien Sus Majestades de Oriente? ¿Y con el roscón, ha tocado figurita o el haba?

Como buen blog de repostería no podía dejar pasar el día de Reyes sin publicar aunque fuera alguna cosita rápida y sencilla. Esta vez me pilla demasiado de nuevas y no me atrevo con un roscón de reyes todavía pero, ¿quién sabe? Tal vez el año que viene, con un poco más de experiencia, la cosa cambie.

Para continuar en la línea de los bizcochos “light” que comentaba en la entrada anterior, el bizcocho de hoy es perfecto: tampoco lleva aceite, ni margarina ni mantequilla. En su lugar lleva miel.

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Mientras lo preparaba pensaba que iba a resultar un poco empalagoso y tal vez demasiado dulce, pero no. El resultado es tierno, tiende a ser poco dulce, lo que se combina perfectamente con la salsa de miel y limón que lo acompaña.

BIZCOCHO DE MIEL

  • 3 huevos
  • 180 gr de yogur natural (aproximadamente un vasito y medio)
  • 200 gr harina
  • 60 gr azúcar moreno
  • 170 gr miel
  • 1 sobre de levadura
  • 1 cucharadita de esencia de vainilla (opcional)

1 ingredientes

Una vez mezclados todos los ingredientes y obtenida una masa homogénea, la vertemos en un molde apto para horno (yo he usado uno de silicona de unos 23 cm de diámetro) y lo metemos al horno, previamente calentado a 180ºC con calor arriba y abajo, sin ventilador. A los 30 minutos lo he tapado con papel de aluminio (ya veis en las fotos que se me ha tostado un pelín de más pero… ¡nadie es perfecto!) y lo he dejado 15 minutos más.

SALSA DE LIMÓN

  • 2 cucharadas rasas de margarina
  • 2 cucharadas de zumo de limón
  • 2 cucharadas de miel

Mientras el bizcocho está en el horno podemos preparar la salsa. Ponemos todos los ingredientes en un cazo, lo llevamos a ebullición y lo dejamos hervir unos minutos para que reduzca. Cuanto más lo dejemos hervir, más espesa será la salsa. Tened en cuenta que, aunque en el cazo se vea muy líquida, cuando se enfríe espesará bastante. Partiendo de esas proporciones  puede que a algunos os parezca que la salsa está muy fuerte de limón, así que yo aconsejo que la probéis para saber si poner más miel o menos limón.

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Y sin más, ¡que aproveche el bizcocho o el roscón y a disfrutar de los regalos!

Bizcocho básico: aceite vs mantequilla

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Hay dos clases de bizcochos en el mundo (en realidad no, hay muchos, pero al caso me viene muy bien esa frase): los que se hacen con aceite y los que se hacen con mantequilla; y todos damos vueltas en la cama preguntándonos cuál es mejor, qué diferencias tienen unos y otros, si pasa algo por echar más o menos aceite/mantequilla en la receta, o por mezclar aceite de oliva y de girasol porque uno de los dos se nos ha acabado.

En pro de los sueños tranquilos y las dudas aclaradas me he puesto manos a la obra para ver los resultados y comparar los que creo son los 6 tipos de bizcocho básico que podemos hacer:

  • Bizcocho con aceite de oliva (suave, NO virgen, ni virgen extra)
  • Bizcocho con aceite de girasol
  • Bizcocho SIN aceite
  • Bizcocho de margarina
  • Bizcocho de mantequilla
  • Bizcoho SIN margarina ni mantequilla

Para que esta entrada sea comprensible y no liarme a comparar un bizcocho con otro sin ton ni son, voy a tratar primero los de aceite entre ellos, luego los de mantequilla y, por último, comparaciones cruzadas entre los dos grupos si procede. La única variación que he hecho en las recetas ha sido dividir las cantidades entre tres para que cada bizcocho me saliera de un solo huevo;  suficiente para que varias personas pudieran probarlos.

BIZCOCHO DE YOGUR (se usa el vasito de yogur como medida)

  • 3 huevos
  • 1 yogur natural
  • 2 medidas de azúcar
  • 3 medidas de harina
  • 3/4 de aceite
  • 1 sobre de levadura tipo Royal

1 aceites

En crudo las tres masas son bastante similares, en detalle se podría decir que la de aceite de oliva es un pelín mas oscura y la que no lleva aceite, un pelín más espesa, pero nada muy significativo.

Una vez horneado, por el aspecto, se desmarca el de sin aceite. En la foto se ve que tiene unas pintitas que los otros dos no tienen y que, por lo demás, son prácticamente idénticos.

Ahora llega lo interesante, la degustación: Tanto el de oliva como el de girasol son riquísimos, esponjosos, con ese sabor a casero y a infancia tan característicos, tal vez el de oliva un poquito más sabroso, pero esta última apreciación puede estar sujeta a gustos presonales. Lo que no me esperaba era el sabor del bizcocho sin aceite. La textura es un poco más seca, pero ni de lejos pastosa, dura o desagradable, y de sabor está bastante bueno; sorprendentemente bueno incluso. Una opción a considerar seriamente si se busca un bizcocho «light», dentro de lo que es la media de la repostería.

BIZCOCHO DE MANTEQUILLA

  • 250 gr mantequilla
  • 250 gr harina
  • 200 gr azúcar
  • 3 huevos
  • 3 cucharadas de leche
  • 1 sobre de levadura tipo Royal

2 mantequillas

Si los bizcochos de aceite eran bastante similares entre sí, éstos son todo lo contrario; entre uno y otro hay grandes diferencias. Para empezar, no hay más que mirar las masas en crudo: la de margarina es espesa, como es normal en este tipo de preparados; pero es que la de mantequilla… ¡no había quien la despegara de la espátula! En comparación, la masa «sin» era bastante más fluida, no tanto como los de aceite, pero casi casi como el de sin aceite.

Del aspecto horneado no hay mucho que decir, todos tienen buena pinta. El de margarina tal vez un poco mejor. Eso sí, en el aroma si que se nota la calidad del de mantequilla.

Y vamos con lo importante: la degustación. Aquí si que hay tema para hablar. El bizcocho de margarina lo definiría como suave antes que como esponjoso y con un sabor ligeramente más pronunciado que los de aceite. De éstos tres, mi favorito sin duda. El de mantequilla es un poco denso de más. Ésto se debe a que la mantequilla es bastante más difícil de trabajar a mano que la margarina, a pesar de que había sido precavida y la tenía a temperatura ambiente, y el sabor es muy marcado… pues a eso, a mantequilla. Yo asocio más ese sabor a las galletas de mantequilla y otras pastas de te, por eso prefiero como bizcocho el de margarina. Y por último el de sin margarina ni mantequilla… ¿Qué puedo decir? yo lo calificaría como un «ya se lo que NO hay que hacer». Es un poco insípido y bastante (bastante) seco y un poco duro. Vamos… que ha terminado en la basura. Si estais buscando un bizcocho «light» ¡el de sin aceite sin duda!

CONCLUSIONES

3 parejas

Resumiendo:

Si buscas un bizcocho light, sin grasa, usa la receta del bizcocho de yogur sin aceite.

El aceite de oliva (suave) y el de girasol son intercambiables en cuanto a textura se refiere, y en el sabor hay muy poca diferencia.

El bizcocho de margarina da muy buenos resulatados, mientras que el de mantequilla es dífícil de trabajar a mano (en mi opinión no compensa) y tiene un sabor un poco fuerte.

El podio de los bizcochos:

  1. Bizcocho de yogur con aceite de oliva (¡¡viva lo tradicional!!)
  2. Bizcocho de yogur con aceite de girasol (casi casi como si fuera un primer puesto)
  3. Bizcocho de margarina
  4. Bizcocho de yogur sin aceite
  5. Bizcocho de mantequilla
  6. Bizcocho sin margarina ni mantequilla

¿Y vosotros? ¿Cuál o cuáles preferís?